¿De verdad todavía estás usando una escoba?
Empujando hojas como si fueras un campesino del siglo XV, sudando bajo el sol y perdiendo horas valiosas.
No solo es lento, es inútil: el viento sopla y todo vuelve a donde estaba.
Mientras tú barres sin parar, podrías estar tomándote una cerveza helada, viendo el partido o riéndote con tu familia.
No estás limpiando... estás perdiendo tu vida, minuto a minuto, con cada maldito movimiento de escoba.